Apología

Se acaba el año, y parecía tan lejano cuando lo comenzamos en enero.

Empezamos con las compras, dónde comemos, dónde cenamos, las discusiones, las trifulcas.... pero también las alegrías, las vacaciones (como estoy yo ahora mismo), las luces por las calles, el árbol de navidad, el belén, la visita al centro para ver la plaza mayor, el Cortylandia  que no sé si será por los recortes, la crisis o el paso del tiempo pero cada año lo veo más feo y peor.

Sigue la vida en la Gran Vía, es alucinante esa calle, nunca muere, nunca descansa.

El olor a las castañas asadas, a pólvora de los petardos que tiran y a sudor en el metro.

El rojo, el azul, los colores de la navidad, del anuncio de Schweppes, los escaparates de las tiendas, gente entrando y saliendo, los restaurantes llenos, el Vips, el Ginos, los burguer.... todo imposible. Colas en los teatros, en los cines, para tomarte una caña. Este año no pude ir a mi bar taurino en la Plaza Mayor. Los vendedores queriéndote vender artefactos que suben volando con luces, con pitos que tienen en la boca y que acaban con la paciencia del más paciente.

Bocadillo de calamares, caña de cerveza. Oferta en el museo del jamón. Gente durmiendo en la calle pidiendo para comer, para tabaco o para un chalé en Marbella.

Lotería de Doña Manolita, que parece ser que si compras allí es que te va a tocar seguro, cada vez quedan menos gitanas vendiendo lotería.
Mickey Mouse, Winnie de Poe, Bob Esponja, Calamardo metiendo en los ojos globos a los niños, Jack Sparrow, Michael Jackson, monstruos de Allien, un ángel o soldados que parecían que iban a salir corriendo metralleta en mano.

Y viendo en el reloj el paso del tiempo, ya estamos acabando el año. Uno menos para que todo esto termine y empiecen a salir aquellos brotes verdes, uno más que se pasa sin haber logrado lo que soñábamos al principio o con la alegría de haberlo conseguido.
Una lotería más, una lotería de compromisos, participaciones de cambios de números, de te doy 5 euros de mi número a cambio de 5 euros del tuyo, de comprar décimos a medias porque 20 euros es mucho.
Un año más de lo importante es la salud aun sabiendo que a alguien le toca, de esa cara de felicidad que saldrá en el telediario de las tres de la tarde de cualquier canal.

Botellas de cava, alegría, barra libre, directores de banco a la busca y captura del dueño del boleto premiado, de risas, de suspiros de alivio porque ya estabas en las últimas, de quemar el último cartucho porque lo siguiente era la calle. Ahora te abraza el que el otro día no te miraba a la cara y te decía que te echaba de tu casa. Puedes volver a llenar la nevera, comprar los reyes a tus hijos y suplir esa carencia de años, aflojarte el cinturón, al que ya le habías hecho no sé cuántos agujeros.

Es la magia de la navidad, la esperanza, la ilusión, la alegría, el amor. Que este año haya sido el peor.


Feliz Navidad